Lluvia, manta y lecturas románticas: planazo total para un día en casa. Y si esas lecturas son de las que te dejan enamorada perdida, mejor que mejor.
La cruda realidad es que ese planazo a veces solo está en nuestros pensamientos. Pero sea donde sea y cuando sea tu momento de lectura, hoy quiero traerte cuatro historias que me han encantado, todas ellas, a pesar de que son muy diferentes entre sí. ¿Te vienes a descubrirlas?
Toda buena aficionada a la literatura romántica seguro que ha leído alguna vez a Marian Keyes. Yo leí casi todas sus novelas hace muchos años, de hecho todavía siguen en mi estantería en formato bolsillo y con unas portadas que identificaban enseguida a la autora.
De la saga de las hermanas Walsh, siempre tuve especial predilección por Rachel y su viaje de autodestrucción y renacimiento. Por eso, cuando supe que había una segunda parte para ella, decidí volver a leer a la autora (cuyas últimas novelas no me habían gustado demasiado).
Lo cierto es que no pude parar de leer. Y a la vez no quería terminar, porque Otra vez, Rachel es volver a ese universo walshiano puro y maravilloso, con ese humor tan propio de Keyes y con las dosis de realidad a las que también nos tiene acostumbradas. Acompañar a Rachel, sus hermanas, la brutal mamá Walsh y a ese Luke cuyos pantalones estrechos se me incrustaron en el cerebelo, no ha tenido precio.
Si tuviese que ponerle un pero, creo que alarga demasiado las historietas del centro donde trabaja Rachel. Con menos profundidad la novela no hubiese sufrido nada. Pero bueno, todo sea por volver a The Cloisters y a ese reencuentro entre Rachel y Luke tan esperado.
Quienes me conocen saben que no soy muy amante del cliché enemies to lovers. O el «los que se pelean se desean», de toda la vida. Siempre me ha parecido una propuesta artificial, poco realista y, en general en romántica, construida de una forma muy poco creíble.
Pero leí Cariño, cuánto te odio y he encontrado la excepción que rompe la regla.
La historia de amor-odio entre Josh y Lucy está tan bien escrita y trabajada que hace que te olvides absolutamente del cliché. Es, simplemente, su historia, y te la crees de cabo a rabo. La autora, Sally Thorne, no hace gala de un humor desternillante, pero me arrancó risas con un tipo de humor mucho más fino y ácido. Memorables los juegos de los protas por tocarse las narices mutuamente , por ejemplo.
La novela me duró un suspiro y me dejó suspirando por ese Josh que es un crush en toda regla. Aunque he de confesar de que ya lo del color de su dormitorio (no quiero destripar si no la has leído) me pareció un poco exagerado. Pero bueno, no se puede tener todo, querido Josh.
Muy muy recomendable y una gran sorpresa para mi habitual reticencia a las peleas que, en el fondo, derivan en otra cosa.
Si no has leído las dos novelas anteriores de María Sotelo, no sé qué estás haciendo porque son entretenimiento puro. Forman parte de la trilogía que culmina con El último habitante de tu piel, y tienen como elemento común un bar que me muero de ganas de que exista: el Siete Mares.
Si las dos primeras novelas estaban teñidas de un humor fantástico, esta tercera entrega quizá no juega tanto con el humor pero gana en realismo y profundidad de los personajes y de la trama.
El protagonista, Héctor, es cercano, real y humano, con lo que no cuesta nada empatizar con él y con el lío en el que se mete. Los personajes femeninos están muy bien construidos y sus arcos narrativos son perfectamente coherentes; puedes identificarte con todas ellas porque María ha sabido plasmar a la perfección las dimensiones diferentes de sus historias.
También me ha encantado volver a encontrarme como secundarios a los personajes de las primeras dos novelas: geniales las conversaciones entre los chicos en el bar, son el punto de humor chispeante que le da luz a la historia.
Y maravillosos textos los de la bloguera La verdad en vena, se merecen un libro para ellos solos (María, ahí lo dejo).
Un puente entre dos mundos ha sido mi primera incursión en la prosa de Nisa Arce y no puede haberme gustado más esta historia de amor entre dos hombres en un entorno mágico: Islandia.
La autora aborda esta historia de amor y pérdida con una delicadez y sensibilidad que me ha conquistado totalmente. Toda la trama se hila perfectamente, con facilidad y coherencia, transportándonos a la tierra del hielo y los volcanes con un realismo apabullante. Casi podía imaginarme pasear por Akureyri, sentir las aguas termales en mi piel y la tranquilidad del coworking donde se conocen los dos protagonistas.
Me ha llegado al corazón particularmente el proceso interno de Björn para salir de la tristeza y estancamiento en el que se encuentra. Él, el gran artista de arte callejero y colores vibrantes, no es capaz de pintar nada hasta que alguien le devuelve las ganas y la luz.
Una historia preciosa, perfecta para quedarte con una sonrisa mientras saboreas tu taza de té y te arrebujas en la manta.
(Y si te apetece una historia dura pero esperanzadora entre aguacateros, atardeceres y un amor que todo lo puede, Siempre fuiste un atardecer te está esperando para inundarte con su magia).
Hay quienes sostienen que escribir distintos géneros literarios puede ser una buena actividad, sobre todo por «si suena la flauta». Puede que
La primera novela suele ser experimental porque, a no ser que te formes mucho antes de publicarla (que no es lo habitual),
Ser escritor emprendedor, escritor profesional, ganar dinero con tus libros, ser superventas, vivir de escribir… ¿Te suena todo esto? Debes haber o(le)ído
2 comentarios en «4 lecturas románticas que calentarán tu corazón este otoño»
No sabes cuánto me alegra que te haya gustado la historia de Björn e Isla, muchas gracias por leerla y por las recomendaciones 💞
Gracias a ti por escribirla con tanta sensibilidad. ¡Un abrazote!