No hay cosa que más me moleste que se den por supuestas cosas de las que no se tiene ni pajolera idea. Como por ejemplo, todo lo relativo a la novela romántica. Muchas veces, su mala fama la crean y apuntalan personas que jamás se han leído una novela de esta temática, pero incluso así se permiten el lujo de denostarla. Y, de paso, hacerte sentir inferior por leerla o escribirla.
Esta entrada de blog va dedicada a toda esta gente, pero sobre todo para ti, romántica. Para que puedas levantar la cabeza bien alta cuando alguien pregunte qué lees o qué escribes, y tengas preparada toda la munición para combatir las flechas de la ignorancia.
La novelita rosa para mujeres aburridas
En los siglos pasados, lo bonito y deseable era tener a la mujer en casa, atada a un micromundo que se centraba en llevar la casa y criar a los hijos. Más allá de eso, no había vida. Las mujeres que se salían de ese personaje o eran muy ricas y podían hacer lo que les diese la gana, o acababan viviendo en el arroyo, víctimas de una muerte segura.
Por eso, el que algunas mujeres comenzasen a escribir y otras a leer sus historias, supuso una amenaza que poco a poco fue cogiendo fuerza. ¿Que las mujeres podían salir de su bien delimitado mundo y empezar a pensar en otras cosa? ¡Uuh! Aquello era un grave peligro. Por eso muchas mujeres escribieron bajo pseudónimo, como Charlotte Brontë cuando publicó su celebérrima Jane Eyre en el siglo XIX.
Pero al final esa facción del mundo que se sentía amenazada se dio cuenta de que no era para tanto. Los escritos de aquellas mujeres hablaban de amor, y claro, ese tema era algo que se adaptaba bien a sus cabecitas limitadas. Ese amor rosa, de pasiones desenfrenadas, hombres musculados y doncellas virginales, era perfecto para mantenerlas entretenidas.
Ay, no se dieron cuenta de que el amor mueve el mundo, que es la energía más fuerte que nos rodea. Y darnos la llave para poder escribir y leer sobre ello, significó darnos el impulso para soñar sin límites, desear, anhelar y empezar a luchar por una existencia mejor. La de no conformarse, la de descubrir nuestra sexualidad, nuestras ganas de ser nosotras mismas.
Sí, esas novelitas rosas. Sí, esas que se compraban casi a escondidas. Armas doradas con alas para volar más libres.
La novela romántica es, generalmente, de mala calidad
Claro. Como si no hubiera libros de dudosa calidad en novela negra, en histórica, en ensayo o en cualquier otro género. No, solo ocurre en romántica. Todas las malas escritoras están concentradas ahí, en el mundo del arcoíris y de los corazones. Como decían en el anuncio de Nespresso, ¿really, George?
Es importante entender que la percepción de mala calidad puede darse por muchos motivos. Uno de ellos, es que la trama de la novela sea mejorable. En el caso de romántica, sabemos que hay unos patrones comunes, y una premisa es que siempre habrá un final feliz. ¿Acaso en novela negra las novelas no suelen acabar en que atrapan al asesino? ¿O en fantasía que habrá una batalla épica que ganarán los buenos?
Ah, claro, es que escribir una historia de amor no tiene tanta complicación. Lo dirás tú, querido ignorante. Para escribir una buena novela, hay que preparar muy bien a los personajes, tener una trama bien pulida, y darle la profundidad que merece todo ese periplo hasta que el conflicto se resuelve y los amantes se reúnen para el y fueron felices y comieron perdices.
Esto es igual para un escritor de nordic noir, de histórica medieval o de romántica contemporánea. Cualquier vomita lo que tiene dentro en un word y luego lo sube a Amazon. Y puedo encontrar decenas de ejemplos sobre otros géneros supuestamente más serios con libros que seguro no pasarían los primeros filtros de cualquier lector exigente.
Otro punto en común que comparten todos los géneros es que la calidad se construye con la atención al detalle. Sí, con unas buenas correcciones, una cuidada maquetación, una portada que no parezca sacada de un powerpoint y con todo lo que rodea el universo de una novela. He visto novelas mal corregidas en todos los géneros, y tanto en autopublicados como en novelas de editorial. Esto no es inherente a la romántica, lo es a cualquier novela que no se ha mimado lo suficiente antes de echarla a volar.
La mala fama del romance en literatura: está en nosotras cambiarlo
Cualquier escrito que caiga en tus manos tiene unas hebras de romance incorporadas. Pueden desarrollarse o no, pero el ser humano necesita del amor como del oxígeno para respirar. Así que denostar novelas que celebran esa fuerza arrolladora va en contra de la humanidad en sí misma.
El amor hace que se perpetúe la especie, que se libren batallas, que se descubran nuevos mundos. ¿Por qué entonces no disfrutar de historias que nos hacen vibrar, emocionarnos e inspirarnos?
Querida romántica: si eres escritora, tienes la gran responsabilidad de enamorar con tus historias, de parir novelas que no sean algo a medias sino tus mejores creaciones, puliéndolas hasta sacar sangre de tus dedos para que lo que salga al mundo sea un fiel reflejo de eso que llevas dentro.
No te conformes con mediocridades: rétate a ti misma, vuelve sobre el mismo párrafo y pregúntate si puedes expresarlo mejor, aprieta a los correctores y portadistas para que tu producto sea el mejor, el más cercano a lo que tenías en mente cuando escribiste la primera palabra de tu novela. No te conformes, haz grande tu novela y prepárala para que sea tu mejor arma contra la mala fama de la romántica.
Y tú, lectora rosa, violeta o azul añil: no bajes la cabeza cuando alguien ponga en duda tu elección de leer romántica. No en vano es el género más leído en España. Disfruta de las historias, coméntalas con tu entorno, regodéate en todo lo que rodea a este mundo tan bonito que tienes la suerte de tener al alcance de tu mano. Descubre nuevas autoras, diferentes subgéneros, y nunca reniegues de los clichés. Somos felices leyendo y escribiendo sobre ellos.
2 comentarios en «Cómo combatir la mala fama de la novela romántica sin morir en el intento»
Como escritora me siento orgullosa de lo que escribo y más aún de como lo has expresado tú. Por si fuera poco, mi novela romántica es siempre erótica en mayor o menor grado, en subgéneros que me gustan (fantasía, ciencia ficción, thriller…) y he tardado años en madurar hasta el punto de decirlo con la cabeza bien alta. Porque como bien dices, a mis novelas les pongo mucho «amor», tiempo (no solo a la hora de escribir sino también de documentarme, de publicitarme y de aprender a maquetar para ahorrarme unos eurillos porque soy autopublicada) y dinero en correcciones, portadas y cursos de todo tipo.
Además de todo lo que has dicho, personalmente me pone de los nervios cuando me preguntan si mi novela está basada en mis experiencias. (Aquí pongo los ojos en blanco). Yo les rebato preguntando si le harían esa misma pregunta a un escritor de novela negra, más que nada por si tiene algún cadáver escondido en el jardín.
Poco a poco veo que las cosas están cambiando, pero no es suficiente. Conozco a hombres que ya leen este género porque les gusta y no se avergüenzan de ello, entonces, ¿por qué tenemos que avergonzarnos nosotras como lectoras y escritoras y, sobre todo, impulsoras de este maravilloso género que tan buenos ratos me ha hecho pasar a lo largo de la vida?
Como bien dice Helen tenemos que luchar por lo que es nuestro, por lo que nos gusta, sin ocultarnos, sin avergonzarnos, porque nuestro género es tan bueno como cualquier otro, y si para ello hay que remangarse, pues se hace.
Gracias, Helen, por esta «oda» a nuestro amor por la Romántica. Te debemos una por abrirnos los ojos y el camino. #sínovelarománticayqué será a partir de ahora mi lema con cada publicación en mis RRSS.
¡Muchísimas gracias, Clara! Me ha encantado leerte y ver que coincidimos en muchas cosas. El darle el lugar que le corresponde a la literatura romántica es algo que me inspiró Paola C. Álvarez en un post suyo que leí. Me removió por dentro, me hizo pensar y dar rienda suelta a todas esas emociones que notaba cuando alguien, de una forma u otra, me hacía sentir al decir que escribía romántica. Como escritoras, creo que es una lucha preciosa y necesaria que debemos abanderar, y me encanta encanta encanta el hashtag que propones. ¡Cuenta conmigo para empezar a construirlo! Te mando un abrazo y nos vemos en Vigo 🙂