3 novelas bonitas de amor que disfrutar este invierno

Este enero he tenido la suerte de poder disfrutar de varias novelas románticas que son de las que yo llamo «novelas bonitas de amor». No llegan a ser feelgood, pero tienen la característica esencial de una forma de escribir diferente, de esas que parece que te ponen una manta encima de los hombros, y que a la vez te hacen vibrar de intensidad.

Son historias que se podrían contar de mil formas, pero se han contado de una forma especial. Bonita, intensa, llena de sentimientos, de piel, honesta, con sonrisas. Cada una es diferente de la otra, pero las tres me han dado eso que hacía tiempo que buscaba en un libro, y que he tenido la suerte de encontrar en este primer mes del año. ¡Y encima las tres seguidas! Que, pensándolo bien, podría haberme dosificado, que luego los periodos de sequía son angustiosos y yermos.

Así que acurrúcate, coge una manta, una taza de algo caliente y disfruta del invierno y de estas bonitas novelas que son algo más que una historia de amor.

Tú de Marte y yo de sábados (Dona Ter)

Reconozco que no leí esta novela cuando salió, en la época navideña. Soy un poco grinch en cuanto a lecturas ambientadas en Navidad se refiere. No puedo con la vomitona de bolas brillantes y amores posibles gracias al espíritu de la Navidad, aunque eso no significa que no me gusten las fiestas. Las disfruto en mi casa, de puertas para dentro. Por eso dejé que pasase el tiempo y decidí leerla ahora, en pleno Blue January.

Noté la conexión desde la primera página que leí. Había algo en la forma de plantear la situación inicial que me atrapó y supe que tenía que seguir leyendo. Sí, la historia de Candy, la becaria de una discográfica, y Lionheart, el rockero recluido del mundo, tiene que ver con la Navidad, pero no va más de allá de crear ese ambiente en pleno noviembre simplemente para inspirar a las musas de Lion.

La naturalidad con la que la autora va desgranando la historia de diecisiete días de reclusión en una cabaña de estas dos personas, que de forma fortuita van a tener que convivir y entenderse, hace que sea una historia de amor creíble y real. A pesar del planteamiento inicial de estrella del rock-becaria, ojo. Y esto, unido a la forma de alternar episodios con el pasado y con el presente, conforman una trama que la autora adorna con acertados cliffhangers que te hacen seguir querer leyendo más y más.

Otro punto a favor fueron las magníficas descripciones con las que la autora nos mete de lleno en la historia. Ay, Dona Ter, me has creado una gran necesidad de encontrar una cabaña como la de Lion. Juradito que no cejaré hasta quedarme en una (aunque no venga con rockero incorporado).

Novelas bonitas de amor: descubriendo a Edurne Cadelo

El maravilloso universo de bookstagram fue el que, reseña tras reseña, me creó la necesidad de leer Entre (a)mar y (a)mar.TE. Todo lo que leía sobre esta novela era bueno, así que me decidí a invitarla a mi Kindle.

La realidad fue que me duró un día. Desde que empecé, no pude dejarla. Y eso, confinada con dos niños menores de seis años e incubando el virus.

Primero, me cautivó el punto de partida: Ámsterdam. No sé qué tiene esta ciudad que me parece perfecta para una historia de amor. Quizá me recuerde a Bajo la misma estrella, de John Green, o a Las alas de Sophie, de Alice Kellen. O a mis paseos por sus canales y la vida de sus calles. El caso es que una novela de amor ambientada en Ámsterdam ya me tiene ganada desde el inicio.

Segundo, trata uno de mis clichés favoritos: las segundas oportunidades. Lo hace en dos marcos temporales, con lo que se va entendiendo el porqué de los sentimientos y reacciones de la protagonista, Vega. Y también los de Elio. Hasta aquí, una historia como muchas otras. Pero lo que la hace diferente es la prosa tan exquisita y maravillosa de la autora, utilizando metáforas que llegan al alma y que te hacen sentirte en el centro de las emociones de los protagonistas. Los entiendes, te enfadas con ellos, sufres, te enamoras. Al final, te hacen suya.

Y tercero, presenta secundarios tan estupendos como Damián, el hermano de Vega, que con su conmovedora historia hace que crees más vínculos aún con la historia.

Sin duda, un gran acierto y no será lo último que lea de la autora.

Algo estúpido como un te quiero (María Sotelo)

Había leído la estupenda primera novela de la autora, donde un bar, el Siete Mares, era el testigo de las historias de amor y desamor de cuatro personajes. Con esta segunda novela, sabía que iba a volver al mismo lugar mágico, esta vez con protagonistas diferentes pero con presencia de aquellos a los que adoré en la primera parte.

Debo confesar que no pude resistirme a la tentación durante mucho tiempo. ¡Me la leí en horas!

María Sotelo tiene un don para la comedia romántica, esto es un hecho. Sabe perfectamente cómo crear situaciones hilarantes, con diálogos que sacan más de una carcajada, escenas que te hacen morirte de la vergüenza y personajes, sobre todo los secundarios, que redondean la trama como un buen vino redondea una gran comida.

De estos secundarios, mención especial al sector de la tercera edad (que si leen esto, me matarán, ¡menudos son!). Rosario, Antonia y el nuevo de la familia, el vecino Pepe, son puro entretenimiento, de lo mejorcito que he leído en comedia romántica en los últimos tiempos. Y cómo disfruté el comeback de Alba, ese personaje de la primera novela que me pareció fascinante con sus luces y con sus sombras. Aquí, vuelve a mostrar ese duende que tiene para resolver situaciones y salir airosa de ellas.

Pero no todo es comedia en esta novela. La autora profundiza en los sentimientos de los protagonistas con una prosa que se te queda metida en la piel, y que te hace leer y releer las frases con placer, como si paladeases el mejor chocolate. Por eso se ha metido en este top tres de novelas bonitas de amor: porque funde el humor chispeante con lo profundo, con lo que te llega al corazón. Y eso, romántica mía, no es fácil.

Hasta aquí las recomendaciones de esta semana. Espero que si te animas a leer estas novelas bonitas de amor, pases por aquí después para comentarlas conmigo. Así que a disfrutar, romántica, ¡y nos vemos (leemos) la próxima semana!