¿Hasta dónde llega el erotismo en las novelas románticas? ¿El término novela romántica ya no es lo que era? ¿Es posible el romance con sexo del tipo fundido al negro?
Romance y erotismo cuando eres escritora
Cuando escribes novela romántica, la cuestión del sexo es peliaguda. Por lo menos cuando comienzas.
Al principio estás un poco acojonada y escribes romance con un erotismo suave, con un lenguaje casi metafórico, esperando que la imaginación de la lectora haga el resto. No es que te vuelvas decimonónica, pero cuesta contar las cosas como realmente son.
¿Y por qué?
Porque te da vergüenza. Más bien te mueres de la vergüenza. Es tu primera novela, la que va a leer hasta tu abuela. Y a pesar de que como lectora siempre has disfrutado de descripciones mucho más explícitas y sexis, te frenas. Da igual, piensas más en ese tonto «qué dirán» en vez de lo que es lo perfecto para la historia.
Luego empiezas a meterte en el mundillo y te das cuenta de que sí, que te estás conteniendo. Que hoy en día las cosas se llaman por su nombre. Y que hay formas y formas de tratar una escena de sexo, que se puede excitar siendo elegante.
Con el tiempo evolucionas y te adentras, sientes que tienes que ahondar más, en hacer sentir a las lectoras la piel, el sudor, el placer de los personajes. Ahí es cuando pierdes el miedo y disfrutas escribiendo esas escenas que, en el fondo, te encantaría protagonizar a ti.
Eso te lleva a que tu padre se lea La niebla en mí y cuando llegue a la escena en cuestión me diga: «Elenita, ¿esto es porno?».
Te comenta sudando que avanzó esas páginas, y tú te ves en la obligación de decirle que debe leer esa parte porque es crucial en la trama.
¡Creo que los padres nunca querrán admitir que sus hijas saben de esas cosas y encima las pongan en papel!
Romance y erotismo cuando eres lectora
En los muchos años que llevo leyendo romántica, lo que he observado es una evolución tremenda que ha derivado en la aparición de diferentes subgéneros. La literatura romántica se ramifica y se vuelve más audaz, incorporando el erotismo sin tapujos como parte de la ecuación.
Si tuviese que diferenciar tres grandes bloques, está claro que tenemos sobre la mesa a la romántica, la erótica y la romántica-erótica. En mi opinión la romántica está mutando a romántica erótica a la velocidad de la luz, pero sigue habiendo un gran número de representantes del primer género que no podemos obviar.
Para mí, la diferencia entre estos tres grandes bloques está en la frecuencia del erotismo.
¿Cómo sería un libro erótico?
- El que tiene muchas escenas de sexo (más de tres) durante toda la trama.
- Las escenas eróticas son largas, ocupan bastantes hojas y se da un gran nivel de detalle.
- El erotismo es valiente y no se queda en escenas en una cama con la postura del misionero.
- Muchas veces sorprende y hace que descubras cosas nuevas (¡que querrás llevar a la práctica!).
- A veces puede parecer una sucesión de escenas de sexo destinadas a excitar a quien lee, nada más.
- El lenguaje es muy directo.
- Un buen ejemplo es la trilogía Pídeme lo que quieras, de Megan Maxwell.
La trilogía erótica de Megan Maxwell, donde el intercambio de parejas tiene un papel protagonista, fue muy exitosa hace unos años. Su protagonista masculino, Erik Zimmermann, es un gran ejemplo del género.
¿Y un libro romántico erótico?
- Los sentimientos de los protagonistas y sus historias son más importantes que la profusión de escenas sexuales.
- Suele haber dos o tres grandes escenas sexuales, bien contadas, bastante explícitas y que son resultado del calentamiento sentimental de los protagonistas.
- El resto de escenas de sexo suele ser sugeridas: se cuenta cómo comienzan, pero no se describen hasta el final. La lectora sabe cómo terminará.
- El lenguaje puede ser directo o no.
- Un libro estupendo del género sería No sé quién eres y me da igual, de Noe Casado.
Noe Casado tiene muchas maravillosas novelas del género: actuales, divertidas y sexis. En esta novela la trama tiene una gran intriga, pero se entremezcla con un par de escenas de alto voltaje como la del corpiño (si la has leído, ya sabes cuál te digo).
¿Qué definiría a un libro romántico?
- Al igual que en el romántico erótico, la historia de amor es lo más importante de la historia, o las subtramas alrededor de ella.
- No suele haber escenas de sexo explícitas, se tratan con lenguaje más elegante y metafórico.
- Suelen incluir el drama o el misterio en sus tramas.
- Una gran representante de este género es Kate Morton, por ejemplo con su libro La hija del relojero.
Kate Morton es una de mis autoras románticas favoritas. La conocí con «La casa de Riverton», y me ganó totalmente con «Las horas distantes». Suelen ser historias dramáticas, con algún misterio por medio, y todo envuelto en ese delicioso mundo de mansiones inglesas y sus jardines salvajes.
Particularmente, la erótica pura me cansa. Acabo saltándome las páginas de sexo para saber cómo avanza la trama, a no ser que la escena tenga una temática específica que me atraiga mucho. A fin de cuentas, como buena lectora de romántica, me interesa mucho más la historia de amor entre los personajes, cómo se desarrolla y cómo se resuelve. Si el sexo aparece para llevar bien la historia, para añadir, para ensalzar aspectos de la relación de los protagonistas, me convence. Si está de forma repetitiva, lo dicho: avanzo sin leer hasta llegar a lo que me interesa. Esto me pasó, por ejemplo, con la trilogía de Grey.
Solo hay una excepción en novela erótica que puede hacer que no me salte las escenas: que estas sean originales, que estimulen mucho la imaginación, que me sorprendan. No suele ser lo común, pero hay algún caso.
Las clasificaciones de novelas en las típicas plataformas tampoco nos ayudan mucho: un libro puede aparecer en varias secciones a la vez, haciéndote preguntar cuál es el subgénero correcto. Un libro de Megan Maxwell puede aparecer como erótico en un lado, y romántico en otro. ¿Qué hacemos? ¡No quedará otro remedio sino leerlo para saberlo!
2 comentarios en «Romance, erotismo o un gazpacho»
Pues Helen, me dejas muerta.
Me has descrito 🤣
Me encantan las escenas de sexo en la literatura, y cuanto más guarro y descarnado, mejor. Pero en mi primera novela lo estoy escribiendo ‘bonito’.
Ay… no sé qué haremos con tanta vergüenza que nos sobra…
No te preocupes que irás perdiendo la vergüenza, je je. Pero sí, en Rompeolas aunque había sexo, era más «por encima». Ahora ya estoy «suelta como gabete», como decía don Omar, así que pelillos a la mar 🙂
Un abrazo, mi niña