En la vida de toda escritora (y lectora) hay determinadas autoras románticas que han influido en ella por muchos motivos. Al final, somos lectoras antes que escritoras y es lógico que el universo de letras del que hemos bebido desde pequeñas tenga que ver con lo que escribimos.
Yo me crié leyendo a autoras como Lucy Maud Montgomery o Louisa May Alcott, pero cogía a escondidas de mi madre novelas de Colleen McCullough (memorable la vez que me pilló leyendo «El pájaro espino» con ocho años), Belva Plain o Jackie Collins.
Siempre leí por encima de lo que era recomendable para mi edad, la curiosidad me podía y era imposible resistirse a las novelas de Henry Miller (de las que no entendía ni papa) o Pearl S. Buck.
Por eso, en este mes del amor y de las autoras románticas, me apetecía hacer un paseo por el memory lane y traerte quiénes fueron esas escritoras que me hicieron abrir los ojos a nuevas oportunidades.
La construcción de personajes con Margaret Mitchell
La primera vez que un personaje me cautivó por completo y propició mi curiosidad por entender todas sus dimensiones, fue con Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó.
Era una protagonista tan tan diferente de lo habitual que me sentí fascinada por ella, llegando a leer y releer la novela durante meses. Me parecía increíble la consistencia de su personalidad, de cómo siempre fue coherente con el espíritu que Mitchell le insufló, y cómo ese final que tanto me hizo llorar era el mejor que podía tener aquella historia.
Y no solo el personaje de Scarlett es memorable: las múltiples dimensiones de Rhett Butler hasta entender su esencia, la presencia de la dulce Melanie, que siempre entendió a Scarlett mejor que nadie, y ese Ashley que tan bien encarna a muchos hombres con sus debilidades y fortalezas.
Si no la has leído, te recomiendo fervientemente que lo hagas. Ya sea solo por esa fascinante danza de personajes tan bien orquestada.
Autoras románticas que me iniciaron en el erotismo y el empoderamiento femenino
Si ahora lees a Judith Krantz, probablemente veas muchas cosas que yo, en su momento, obviaba. Es una novela de los ochenta y así debe ser vista. Pero, en su momento, tuvo gran importancia en mi formación como escritora.
Primero que nada, fueron las primeras escenas sexuales explícitas que leí. ¡Y qué escenas! Diferencias de edad, lésbicas, sumisión, incesto… Toda una maestra en eso de escribir erotismo la señora Krantz. Recuerdo leerlas en el sofá de mi casa con trece años mientras mis padres veían la película de sobremesa y morirme de los calores ante situaciones de lo más ardientes.
Segundo, muchas de sus protagonistas acaban siendo mujeres que se salen de los roles adjudicados y que abrazan la independencia económica y moral llevando a cabo sus propios negocios o, simplemente, viviendo su vida como quieren. Las que más me marcaron: Billy Winthrop en la saga Scruples y las salvajes pelirrojas de La hija de Mistral.
Son novelas exuberantes, llenas de lujo, cine, espectáculo y arte, recorridos por los locos años veinte o el mundo ochentero de los yuppies. Abusan de los adjetivos ampulosos, de las descripciones prolijas y de mucha sensualidad, pero ¡ah!, qué maravilla fueron para una niña cuya imaginación ya volaba por otros universos.
Escritoras que invocan emociones
De las autoras que he ido descubriendo en los últimos tiempos, y han sido muchas, es Andrea Longarela la que más me ha llegado. Quizá porque encuentra eco en mí, en mis gustos de leer y escribir romántica, dando voz a las emociones y a una forma de narrar intimista y sensorial. Tienes reseñas de sus novelas en otros posts como este.
Reconozco que no soy lectora de romántica ligera, de historias fáciles y de protagonistas simples. Es la melodía de la composición lo que me seduce, que la historia sea contada de una forma diferente a una simple descripción, y que apele a los sentimientos de formas diferentes a las habituales.
En ese sentido, otra autora que me ha conquistado ha sido Edurne Cadelo, de quien necesito seguir leyendo todo su catálogo porque con Entre (a)mar y (a)mar.te me conquistó absolutamente. Una historia delicada y rotunda a la vez, donde las emociones son las que llevan la voz cantante en una historia maravillosa ambientada en Amsterdam.
Las que abrieron nuevos caminos para la imaginación
Y no, no voy a hablar de la autora de Grey.
En cambio, apelo a otra escritora típica en este tipo de artículos, pero que en mi caso tuvo mucha importancia: Stephenie Meyer. Con la saga de los chupasangres que brillaban al sol me hizo desear con toda mi alma escribir algo parecido y me mantuvo en su universo meses y meses. El uso de los cliffhangers, la forma de situarnos en la acción como si estuviésemos allí… Algo se me quedó impregnado, o eso creo.
De hecho, escribí una novela de romance paranormal muy influenciada por Edward y su pandilla que está bien escondida en el cajón .
De igual forma, Diana Gabaldon también fue un punto de inflexión en mi forma de entender la romántica con la fantástica historia de Claire y Jamie en Forastera. Fuera de que me quedo con las primeras tres novelas y que desde que se mudaron a América la historia perdió mi interés, no puedo dejar de aplaudir lo bien construida que está en todos los sentidos: el histórico y el narrativo.
2 comentarios en «Las 6 autoras románticas que me abrieron nuevos horizontes»
Como lectora, pues por supuesto una has sido tú, La niebla en mí se ha quedado en mi cabecita. Y otras, hay muchas pero por ejemplo, Susanna Herrero y sus maravilllosos Cabana, por su ligereza intensa o su intensidad ligera… y Noelia Amarillo porque me parece que lleva el erotismo a otro nivel, es distinta y a mí me resulta fascinante.
Muchas gracias, Ana, por tus palabras. Para mí también «La niebla en mí» fue especial, quizá porque esa mujer perdida podemos ser cualquiera en un momento de nuestra vida. Gracias por tus recos, a Susanna le he leído todo y me encanta, y a Noelia Amarillo la tengo muy pendiente. Además, tuve la suerte de escucharla en directo en el congreso Valencia Romántica y me pareció una mujer chispeante; como dices tú, diferente. Así que nada, la siguiente será de ella. Un abrazo y gracias por pasarte, muakk.